La nutrición no es la carrera del futuro, sino del presente: Laura Magaña Valladares
- La secretaria académica del Instituto Nacional de Salud Pública dio la conferencia La educación del posgrado en nutrición en la agenda 2030 para el desarrollo sostenible
- Urge capacitar a muchas más mujeres y hombres en el campo de la nutrición, desde el pregrado y hasta el posgrado, para disminuir el problema nacional de obesidad
La nutrición no es la carrera del futuro, sino del presente, ya que es un excelente arma para combatir la pobreza y los problemas de salud, aseguró la doctora Laura Magaña Valladares, secretaria académica del Instituto Nacional de Salud Pública, en la Universidad Iberoamericana.
Las declaraciones se dieron en el marco de la conferencia La educación del posgrado en nutrición en la agenda 2030 para el desarrollo sostenible, impartida con motivo del quinto aniversario de la Maestría en Nutriología Aplicada de la IBERO.
La experta señaló como urgente capacitar a muchas más mujeres y hombres en el campo de la nutrición, desde el pregrado y hasta el posgrado, para disminuir el grave problema de obesidad en México.
Esto se refleja en el hecho de que en los pasados veinte años, la diabetes subió al primer sitio de las enfermedades más presentes en México, mientras que la enfermedad renal crónica pasó al tercer sitio, cuando hace dos décadas ni siquiera se encontraba entre las diez más comunes.
De esta forma, “la nutrición es la medicina que todos necesitamos para vivir”, enfatizó.
Por otra parte, subrayó que, gracias a las medidas tomadas en salud pública y estilo de vida, la esperanza de vida en México es de 76 años, cuando en 1960 era de 57 años.
A su vez, el doctor Juan Rivera Dommarco, director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud Instituto Nacional de Salud Pública, señaló que en 1988 la desnutrición crónica o baja talla en México era un problema de inequidad muy preocupante, pues quienes provenían de un contexto indígena tenían 48 por ciento de probabilidad de padecerla; quienes vivían en una zona rural, 36 por ciento; y quienes habitaban la Ciudad de México, sólo 9.9 por ciento.
Apuntó que a inicios de los noventa, México gastaba dos millones de dólares al día en programas de alimentación de todo tipo (tortibonos, distribución de aceite y azúcar, leche Liconsa, etcétera), suma que duplicaba lo invertido por países mucho más grandes, como Brasil, en combatir la desnutrición. Esto obligó a replantearse la forma en que se combatía la desnutrición en México.
Al término de la ceremonia, autoridades de la IBERO entregaron diplomas a los y las nuevas egresadas de la Maestría en Nutriología Aplicada y de la Especialidad en Obesidad y Comorbilidades de esta casa de estudios.
