Por: Dr. Rafael Álvarez Cordero
Asistí en la ciudad de Campeche a la Universidad Autónoma de Campeche y luego al Hospital de Especialidades de Campeche para impartir unas conferencias sobre un problema importante, cuya celebración mundial fue precisamente hace unos días: la diabetes.
Y hablé de los múltiples mitos y consejas acerca de la diabetes que, junto con la ignorancia en salud de muchos mexicanos, la indolencia y aún la depresión, hacen que en el país mueran más individuos por diabetes que por la gravísima ola de delincuencia, violencia, secuestros y asesinatos; en efecto, se dice que en la “guerra de Calderón” en el sexenio pasado más de 80 mil mexicanos perdieron la vida; en ese mismo lapso, 500 mil personas que vivían con diabetes murieron por complicaciones de su enfermedad.
Por eso, cuando al iniciar mi conferencia apareció en la pantalla “La diabetes no existe”, muchos de los asistentes pensaron que estaba haciendo una broma pesada, pero no; para confirmar que para un gran porcentaje de la población esa enfermedad no existe, pregunté quiénes de los 200-300 asistentes tenían un antecedente familiar de diabetes (padres, hermanos, tíos, abuelos): 75% alzó la mano; pregunté entonces cuántos de quienes alzaron la mano ya se estudiaron para saber si viven con diabetes, y la levantaron menos de la mitad, ¡lo cual confirma que para quienes aún no se han estudiado y tienen herencia de diabetes, esta enfermedad simplemente no existe!
Y eso es lo grave, que la diabetes sea silenciosa, que no duele ni da síntomas específicos y que hay más de 50 mitos y consejas alrededor de ella: que no es tan grave, que se cura con nopal, que hay métodos esotéricos para curarla, que es una enfermedad de ricos, que si no siento nada no necesito tomar la medicina, que la insulina se produce de cadáveres humanos, que produce ceguera, impotencia y demás, que no hay que hacer ejercicio porque la diabetes se agrava, que los edulcorantes son tóxicos y producen cáncer, etcétera.
Lo anterior, unido a la ignorancia generalizada de la población en asuntos de salud, a la alimentación inadecuada y el sedentarismo reinante que llevan a la obesidad, hace que enfrentar la gravísima epidemia de diabetes sea algo muy difícil.
A más, quien vive con diabetes necesita ir al oftalmólogo, al cardiólogo, al nutriólogo, al neurólogo, al internista, al nefrólogo, al podólogo, etcétera, y el sistema de atención médica reinante obliga al paciente a concertar una cita (que le será dada con semanas o meses de retraso) para cada especialista; al respecto, al regresar de un viaje a Kuwait propuse la creación de la Clínica de Manejo Integral de diabetes que tenga todos los especialistas en un solo sitio para que en tres horas el paciente acuda a todas sus citas y reciba la atención adecuada; esto se ha iniciado, con timidez, en algunas partes del país.
Y para colmo, la preparación que tienen los estudiantes de Medicina y aún los médicos sobre el diagnóstico y tratamiento de la diabetes es más que deficiente, -como lo hemos comprobado en el Diplomado de obesidad que impartimos cada año en la UNAM-, por lo que el individuo que vive con diabetes tiene pocas posibilidades de recibir el tratamiento idóneo.
Hay mucho por hacer en diabetes, la Federación Mexicana de Diabetes, A.C. ha logrado buenos avances, pero se requiere un esfuerzo integral de educación, detección, tratamiento y control de millones de personas que viven con dicha condición para detener este Tsunami de diabetes que amenaza la vida de millones de mexicanos y las finanzas del Sector Salud.
Médico y escritor
Facebook Bien y de buenas – Rafael Álvarez Cordero