Estudian ácidos grasos para prevención de párkinson

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En la Unidad de Investigación y Desarrollo en Alimentos (Unida) del Instituto Tecnológico de Veracruz (Itver) han desarrollado una línea de investigación sobre los efectos de una dieta basada en la suplementación de ácidos grasos, como el DHA, en enfermedades neurodegenerativas como el párkinson, con el propósito de encontrar una alternativa natural para su tratamiento.

 

Barroso Hernández, becaria del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), emprendió dicho proyecto de investigación con el fin de obtener el doctorado en Ciencias de los Alimentos, impartido en la Unida.

 

“En la actualidad no hay mucha información sobre el tratamiento y prevención del párkinson, por tal motivo decidí enfocar mi investigación en ello. Estoy trabajando con un ácido graso, conocido como DHA, analizando sus efectos en un modelo experimental de ratas con párkinson, con la finalidad de hallar una manera de tratar la enfermedad que no sea mediante fármacos sino con la alimentación”, explicó.

 

En el Laboratorio de Bioquímica de la Unida, Barroso Hernández trabaja con un modelo de ratas, divididas en dos grupos, las cuales son tratadas con un medicamento que las induce al parkinsonismo, el cual tiene la función de bloquear los receptores de la membrana cerebral evitando que la dopamina llegue a diferentes áreas del sistema nervioso, ocasionando síntomas, como temblores, propios del mal de Parkinson.

 

Una vez enfermas, se les administra ácido docosahexaenoico (DHA) por medio de una sonda, para posteriormente estudiar los efectos que provoca su ingesta en estos roedores y los cambios que genera en los signos y síntomas de la enfermedad.

 

El segundo grupo de ratas es alimentado inicialmente con DHA, para después inducirlas al mal de Parkinson, esto con el fin de analizar las diferencias de ambos grupos, observando la influencia de una dieta basada en ácidos grasos para prevenir el padecimiento.

 

“Estudios anteriores indican que un consumo recurrente de DHA en la alimentación tiene resultados benéficos en enfermedades crónico degenerativas y cardiovasculares, entre ellas el párkinson”, afirmó.

 

mano parkimsom 16El ácido docosahexaenoico es un ácido graso de la familia de los omega 3 que no es producido de manera natural por nuestro organismo, por lo que debemos consumirlo a través de otros lípidos, los cuales el cuerpo humano sintetiza en forma de DHA que tiene un efecto neuroprotector en nuestro cerebro, expuso la investigadora.

 

Según Barroso Hernández, en la actualidad los seres humanos llevamos una dieta desequilibrada de ácidos grasos, algunos son sintetizados de manera natural por nuestro organismo, mientras que otros no; estos últimos son esenciales para el óptimo funcionamiento de nuestro cuerpo, conocidos como omega 3 y omega 6. Ambos participan como fuente de energía, formación de membranas celulares y en la producción de moléculas de gran importancia en nuestra fisiología.

 

La falta de omega 3 en la dieta promueve la tendencia de enfermedades cardiovasculares y mentales, por tal motivo Barroso Hernández sugiere en su investigación que el incremento en el consumo de estos ácidos grasos en una alimentación balanceada va a tener beneficios en el control y prevención del párkinson.

 

“Dependiendo de lo que consumas vas a tener tendencia a padecer estas enfermedades crónico degenerativas, hoy en día las personas consumen omega 6 en grandes cantidades y no incluyen el omega 3 en su alimentación”, aseveró.

 

Algunos investigadores han sugerido que debemos consumir un omega 6 por un omega 3; sin embargo, la dieta convencional de una persona contiene 20 omegas 6 por cada omega 3. Los primeros ácidos grasos los encontramos en alimentos como las carnes rojas, cereales y aceites vegetales; mientras que el pescado, algas marinas y ciertos lípidos vegetales como la canola son fuentes naturales de omega 3.

 

La investigadora explicó que una de las metas a corto plazo es probar el experimento en humanos, en pacientes que estén en etapa inicial o tengan tendencia a padecer esta enfermedad neurodegenerativa, esto con la finalidad de probar su teoría que el consumo regular de ácido docosahexaenoico en una dieta pueda inhibir y controlar los síntomas del párkinson.

 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los trastornos neurológicos son enfermedades del sistema nervioso central y periférico, es decir, del cerebro, la médula espinal, los nervios craneales y periféricos, las raíces nerviosas, el sistema nervioso autónomo, la placa neuromuscular y los músculos. Entre esos trastornos se cuentan la epilepsia, la enfermedad de Alzheimer y la enfermedad de Parkinson. Estos afectan en el mundo a unas mil millones de personas de todos los países, sin distinción de sexo, nivel de educación ni ingresos.

 

De acuerdo con la guía práctica clínica publicada por el Consejo de Salubridad General del gobierno federal, la enfermedad de Parkinson es una de las enfermedades neurodegenerativas más comunes de inicio en el adulto siendo la segunda causa más frecuente de enfermedad degenerativa después de la demencia de Alzheimer. En México se ha estimado una prevalencia entre 40 a 50 casos por cada 100 mil habitantes/año. En el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía es la cuarta causa de consulta. Se ha calculado que en el mundo debido al aumento de la tasa de sobrevida y con esto al aumento de enfermedades degenerativas, la enfermedad de Parkinson afecta actualmente a 4.1 a 4.6 millones de personas mayores de 50 años, calculándose que para el año 2030 esta cifra será duplicada, por lo que conlleva a un problema de salud pública. La enfermedad de Parkinson es progresiva con una edad media de inicio de 55 años, y se ha calculado una duración media de la enfermedad de 10 a 13 años.

 

 

 

Según el Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación, el salmón, las sardinas, el atún e incluso los moluscos son especialmente ricos en ácidos grasos omega 3, pero se recomienda consumir más pescado y marisco en general. Expertos recomiendan comer pescado con un contenido elevado de ácidos grasos omega 3 dos veces por semana para sentir sus efectos beneficiosos para la salud. Este ácido graso se encuentra además en el marisco, el tofu, las almendras, las nueces, así como en algunos aceites vegetales como los de linaza, nuez y colza. Los omega 3 tienen un efecto positivo en el sistema cardiovascular.

 

Otro aspecto interesante de la investigación sobre los ácidos grasos omega 3 se refiere al papel que desempeñan en el cerebro y la vista. Algunos especialistas señalan que tienen una función preventiva en la degeneración macular del ojo, una forma común de ceguera, y efectos positivos en algunos trastornos depresivos.

Fuente: Agencia Informativa Conacyt

DHA

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