El día a día con diabetes: el proceso de aceptación.
El diagnóstico de una condición crónica como la diabetes supone un impacto físico y psicológico en el individuo, que se encuentra obligado a aceptar que su vida cambia de forma inesperada.
Sin duda, afecta la autoestima y pone en marcha una serie de mecanismos de defensa ante la angustia. En cualquier caso, la aceptación de la diabetes es un largo proceso de maduración por el que todo individuo debe pasar.
Se han descrito diferentes fases en este proceso psíquico: la negación, la rebeldía, la negociación, la depresión, y la aceptación. Si bien no todos los pacientes las sufren todas, no todos los individuos las experimentan en la misma secuencia ni tampoco el proceso tiene la misma duración en todos los casos.
El impacto inicial es muy variable y depende de la forma en que se ha hecho el diagnóstico y sobre todo de la imagen previa que el paciente tenga de la diabetes.
La ansiedad bloquea la capacidad de razonar, de modo que probablemente lo más importante es el soporte emocional que el profesional sea capaz de ofrecer.
El proceso de aceptación no constituye un trayecto lineal con una serie de etapas que se suceden siempre en el mismo orden y en un tiempo preestablecido. De hecho, en el transcurso de la vida de la persona con diabetes existirán diversos aspectos a «asumir», como el diagnóstico, la autoinyección de insulina, la aparición de diversas complicaciones, etc.
En el seguimiento a largo plazo, la diabetes tiene algunas características particulares que la hacen especialmente difícil. Efectivamente, la reducción de riesgos que se consigue mejorando el control metabólico, implica prácticamente siempre incomodidades y dificultades (riesgo de hipoglucemia, aumento del autoanálisis, adaptación a las prescripciones dietéticas, farmacológicas y de estilo de vida, etc.), de modo que no existe casi nunca gratificación inmediata a la conducta saludable, como sucede en otras enfermedades (el paciente con asma que deja de fumar y sigue bien el tratamiento p.ej.).
Esta característica debe ser tenida especialmente en cuenta por los profesionales de la salud para comprender que la motivación es, por una parte, difícil de conseguir y por otra, inconstante y variable a lo largo del tiempo.
En el proceso de comunicación entre el paciente y el profesional sanitario existen multitud de barreras ligadas a la concepción de la enfermedad, a la cultura de la salud, al nivel de formación académica, etc.
Superar estas barreras en los primeros contactos entre el profesional y el paciente es imperativo si se desea ser realmente eficaz en este proceso de aceptación.
Autor: Daniel Figuerola, Endocrinólogo, Doctor en Medicina. Presidente de la Fundación Rossend Carrasco i Formiguera, Barcelona.
Fuente: Diabetes Ascensia