Las cifras muestran que el 32.4 % de la población mexicana padece de Obesidad.
En textos previos le he compartido mi visión sobre la problemática financiera que enfrentará la nación a raíz de su curva demográfica y de los hábitos y las posibilidades de ahorro para el retiro de la población: dentro de 15 años comenzaremos a ser un país con mayor número de gente adulta y menor de jóvenes en edad de producir, seremos los menos sosteniendo a los más. Y esto se agravará porque los esquemas pensionarios no están siendo lo suficientemente fondeados para soportar tal presión financiera. No habrá con qué.
También he agregado que esto empeora constantemente, porque si bien y gracias a los avances de la ciencia médica la gente cada vez vive más años, igual lo hace padeciendo más enfermedades y requiriendo nuevos tratamientos médicos. Es una andanada de costos versus el nulo o escaso fondeo financiero.
Lo retomo a propósito de ciertos datos de salud pública que recién difundió el Instituto Mexicano para la Competitividad A.C., (IMCO). Las cifras muestran que el 32.4 % de la población mexicana padece de Obesidad. Y más aún, que si a ese porcentaje se adhieren las personas que registran sobrepeso, la tasa nacional alcanza el 70 %. Significa que para fines prácticos, de cada 10 mexicanos cuatro tienen sobrepeso, y que tres más lo tienen con tal exceso que, ya se les cataloga con la etiqueta de la Obesidad. Los tres compatriotas restantes gozan de buena salud en cuanto a estas variables.
Son datos altísimos que ya colocan al país como el segundo con mayores niveles en el ámbito de la OCDE; tan solo es Estados Unidos, el rey de la comida rápida, quien está peor que nosotros. Ya sea que se trate de una consecuencia del sedentarismo, o del régimen alimenticio, o del estilo de vida posmoderno, o de todo ello junto y más, el caso es que dichos porcentajes deberían tener bastante nervioso al gobierno.
En lo que va del presente siglo, la tasa de obesidad pasó de 23.5 % al 32.4 % referido, siendo Yucatán, las dos Baja Californias, Campeche y Tabasco, las entidades en donde más rápido se expande el problema. Se trata de un fenómeno creciente que no solo impacta en la salud pública, sino también en la economía.
Sobre lo económico, debe señalarse que en un país con obesidad, la productividad tiende a ser más baja, puesto que la fuerza laboral es menos sana y por ende batalla más para trabajar, tanto en lo físico como en lo intelectual.
En lo financiero también se crea una peligrosa bola de nieve que sin problemas puede aplastarnos, principalmente por lo comentado en los primeros párrafos. Si hoy que la mayoría de nuestra sociedad aún es joven ya presenta estos problemas de salud, ¿qué podemos avizorar para dentro de dos y tres décadas? Los analistas estiman que solo por tratamientos médicos, el tema ya está causando costos anuales de 62,000 millones de pesos.
A la par y solo para el contraste, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, estima que la economía mexicana logrará crecer si mucho al 2.4 % en 2015. También podemos agregar que nuestro potencial para obtener ingresos petroleros está reducido en un 50 % por la baja en los precios internacionales. Son círculos nocivos las economías mundial y nacional se debilitan. Se trata de un diagnóstico adverso para la salud financiera, de un escenario con altos niveles de estrés para la hacienda pública.
Fuente: SDPNoticias/ Oscar Armando Herrera Ponce
