Por Montserrat Muñoz
Según datos del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), en México el sobrepeso infantil crece 1.1 por ciento cada año. Este problema ha llevado a investigadores de distintos ámbitos a enfocar sus esfuerzos para explicar y, en su caso, abonar en las respuestas y soluciones sobre este tema.
A este esfuerzo se sumaron los médicos Ruy Pérez Tamayo, Beatriz Salazar Vázquez y Miguel Salazar Vázquez quienes, a través del libro ¿Gorditos o enfermos?, plantean el panorama actual de la obesidad infantil en el país y ofrecen, a la vez, posibles soluciones y recomendaciones para evitar que los niños de hoy se conviertan en los obesos de mañana.
«La obesidad es un problema mundial de gran magnitud», sostuvo el médico y divulgador científico Ruy Pérez Tamayo, durante la presentación de la obra, editada por el Fondo de Cultura Económica (FCE).
El investigador señaló que esta condición ha tomado protagonismo en las esferas de salud de varias latitudes, haciendo a la obesidad un objeto de estudio prioritario para los médicos. Expuso que en 1988, ocho por ciento de la población de cinco años o menos presentaba sobrepeso; sin embargo, en 2012 este índice alcanzo 9.7 por ciento, ello acorde con datos del INSP.
En edades escolares, de los seis a los 12 años, la brecha fue mayor al pasar de nueve a 14 por ciento de 1999 a 2012, mientras que en adolescentes pasó de 11.1 por ciento en 1988 a más de 34 por ciento.
«Esto representa un problema nacional y casi una emergencia de salud», señaló Pérez Tamayo, tras lo cual se resolvió a escribir este libro, mismo que desde el título pretende llamar la atención de los padres de familia, que en la mayoría de los casos no discierne los riesgos del sobrepeso y obesidad infantil.
Para intentar dar respuesta a la pregunta que da título a la obra, se hace la diferencia entre dos grupos de obesos: funcionales y no funcionales. “Los funcionales son un poco gordos, un poco pasados de peso. Es el que nunca se va a poner a dieta, el que siempre ha sido sano. La diferencia está en el factor de riesgo”, apuntó el patólogo. Los no funcionales, por su parte, son los que desde edades tempranas presentan enfermedades a causa del exceso de peso, como la diabetes.
Destacó que 50 por ciento de los niños gordos son más propensos a la diabetes, posibilidades que aumentan a 75 por ciento si los padres también son obesos, y llegan a 100 por ciento si los padres tienen diabetes también, señaló el investigador.
«A veces sí y a veces no», concluyó el doctor. La obesidad no es sinónimo de enfermedad, ya que ambos términos se encuentran catalogados dentro de una amplia escala cuantitativa. No obstante, el libro contiene una tabla para calcular el índice de masa corporal, así como un estimado de los pesos y tallas que deben tener los menores durante su crecimiento, a fin de ayudar a mantener a los niños dentro de los parámetros.
Investigación
¿Gorditos o enfermos?, presentado en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara 2015, es el resultado de una investigación de tres años que realizaron los tres autores. Comenzó con un grupo de adolescentes de la zona norte del estado de Durango. Esta edad se eligió debido al cambio de hábitos alimenticios que suceden en ella, explicó la médica Beatriz Salazar, quien resaltó que cada uno de los jóvenes participó en la investigación por voluntad propia.
El principal interés de este estudio fue prevenir la obesidad a través de modificar cinco hábitos alimenticios: comer despacio, dejando cada bocado al menos 30 segundos en la boca; no repetir porciones, evitando repetir platillos o aumentar las porciones; evitar todas las bebidas azucaradas, haciendo del agua simple la principal bebida; comer sentados en la mesa sin distractores como la televisión o dispositivos móviles; y establecer y respetar horarios de comida, haciendo solo tres alimentos al día.
«Los resultados del programa han sido buenos, los niños bajan al menos tres kilos de peso en un año», señaló la doctora, aunque apuntó que disminuir el peso no es el objetivo del programa.
«Comenzamos con 54 niños, ahora tenemos 600 y vamos a llegar a mil 200. Esta investigación está respaldada por El Colegio Nacional, el Instituto Nacional de Salud Pública, la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED), la Universidad de California en San Diego y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)», sostuvo.
El doctor Pérez Tamayo es quien se encuentra a cargo del programa nacional y se está tratando que llegue a las escuelas de tiempo completo. Se pretende también abarcar todos los grados de la educación básica, desde el preescolar hasta la preparatoria, teniendo con esto un mayor impacto.
Durante su intervención, el médico Miguel Salazar Vázquez compartió que es imposible tener un estimado del tiempo que pudiera tomar revertir los índices de obesidad infantil en México; sin embargo, urgió a comenzar con programas de prevención ya mismo para no seguir relegando el tema.
Fuente: Agencia Informativa Conacyt