La disfunción del páncreas en la diabetes tipo 1 y 2

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El páncreas es un órgano situado en el abdomen donde se encuentra un grupo de células, llamadas células beta, que desempeñan un papel esencial en el control de los niveles de glucosa en sangre.
Las células beta tienen la capacidad de detectar cambios en los niveles de glucosa en sangre, de forma que cuando aumenta la glucosa, estas células incrementan la producción de insulina. En el ser humano, la insulina es la única hormona que puede hacer descender los niveles de glucosa en sangre.

De una u otra manera, la alteración de la función de las células beta está presente en todos los tipos de diabetes mellitus.

Diabetes de causa autoinmune: diabetes tipo 1 y diabetes tipo lada

En la diabetes tipo 1 las células beta son destruidas y, por tanto, se produce una carencia absoluta de insulina.
Esta destrucción de las células beta está producida por el propio sistema inmune de la persona con diabetes. Un sistema inmune “sano” tiene como función protegernos frente a agresiones externas (virus, bacterias,…). Si el sistema inmune deja de reconocer como propias algunas de las células del organismo, y comienza a  creer que son agentes agresores o extraños al organismo, ataca a estas células, generándose una enfermedad autoinmune. Cuando este “fallo” en el sistema inmune va dirigido específica y selectivamente contra las células beta del páncreas, agrediéndolas mediante la producción de anticuerpos y llevándolas a la muerte (o apóptosis, que es como se llama a la muerte celular), se produce la diabetes tipo 1.
Cuando la enfermedad autoinmune contra las células beta del páncreas se desarrolla a edades adultas (generalmente con más de 30 años), presentando un inicio menos brusco o agresivo, en vez de diabetes tipo 1 hablamos de diabetes autoinmune latente del adulto o DM tipo LADA.
En la diabetes de origen autoinmune la destrucción continua de células beta por parte de los anticuerpos hace que se pierda la capacidad del organismo de producir insulina hasta establecerse un estado de absoluta carencia de insulina.

Diabetes Tipo 2

El factor inicial en el desarrollo de la diabetes tipo 2 es la resistencia a la insulina. En este caso, las células beta, al principio, si producen insulina adecuadamente, pero esta insulina no es capaz de ejercer correctamente su acción y actuar sobre el músculo, hígado o tejido graso para disminuir la glucosa en la sangre. Como la insulina que produce el páncreas no es todo lo eficaz que cabría esperar de ella, la célula beta intenta adaptarse y compensa esta situación incrementando (a diferencia de la diabetes tipo 1) la cantidad de insulina, es decir, para conseguir el mismo efecto en bajada de glucosa en sangre, debe trabajar más y aumentar la producción de insulina.
La resistencia a la insulina está presente desde el primer momento en la historia natural de la diabetes tipo 2, y se produce por la obesidad, sobre todo la obesidad de predominio en el abdomen.

El aumento en la producción de insulina constituye un estado previo al desarrollo de diabetes tipo 2, llamado prediabetes.

En esta etapa, la célula beta es capaz de adaptarse a este medio hostil mediante un incremento en su producción de insulina, pero sólo durante un tiempo limitado. Poco a poco su función se va deteriorando, se va a agotando, de manera que comienzan a incrementarse los niveles de glucosa en sangre. Según el defecto de la célula beta va progresando, los niveles de glucemia en sangre se mantiene constantemente aumentados, y esta glucosa aumentada actúa como un tóxico para el páncreas, destruyendo la insulina que la célula beta tiene almacenada en su interior, y agravando por tanto la hiperglucemia. Otros factores como el aumento en sangre de ácidos grasos y la inflamación crónica asociada a la obesidad también actúan contra el páncreas, siendo tóxicos para la acción de la célula beta, que finalmente acaba muriendo.

Se considera que cuando un individuo es diagnosticado de DM tipo 2, su cantidad de células beta “vivas” han disminuido a la mitad. Mientras sobrevivan este grupo de células beta aún funcionales, es probable que la diabetes pueda controlarse con medicación oral. Sin embargo, según pasan los años y progresa el deterioro de las células beta, es preciso iniciar el tratamiento con insulina.

Los cambios en el estilo de vida pueden evitar la progresión desde la prediabetes hasta la diabetes tipo 2, y a su vez, una vez instaurada la diabetes tipo 2, la dieta, el ejercicio y un adecuado control metabólico de la diabetes ralentiza la progresiva destrucción de las células beta, demorando el desarrollo de déficit severo de insulina y por tanto retrasando la necesidad de tratamiento con insulina.

Fuente: Bayer Diabetes Care

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