Hoy 28 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Nutrición

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Mantener una alimentación saludable durante la infancia es uno de los factores más importantes para un adecuado crecimiento y desarrollo. La adopción de hábitos alimenticios saludables en los niños ayuda a prevenir el sobrepeso, la obesidad, la desnutrición crónica y un retardo del crecimiento.

Así lo dio a conocer, en el marco del Día Mundial de la Nutrición –que se conmemora este 28 de mayo–, Nayely Garibay, endocrinóloga pediátrica de la Clínica de Obesidad Infantil del Hospital General de México.

“La nutrición es un proceso que engloba aspectos psicológicos, biológicos y sociológicos que están involucrados en la obtención, asimilación y metabolismo de los nutrimentos por parte del organismo, en el cual se incluyen la ingestión, la digestión, la absorción, el trasporte, la utilización y la excreción de sustancias alimenticias, teniendo como objetivo asegurar al organismo un desarrollo óptimo”, señaló la experta.

Un problema derivado de una nutrición deficiente es la talla baja, debido a la escasa ingesta y mala absorción de alimentos que provoca un retraso en el crecimiento de los niños.

Datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2012 indican que la prevalencia de niños menores de 5 años con bajo peso es de un 2.8%, mientras que 1.6% presentarán talla baja; dicho porcentaje incrementa hasta un 5% en niños menores de un año.

“Una buena nutrición depende de una correcta alimentación y ésta se debe fomentar desde edades tempranas, buscando un crecimiento adecuado, así como un buen desarrollo físico y mental. De esta forma pueden prevenirse enfermedades por déficit, o exceso, en la ingesta de alimentos. Por ello es de vital importancia brindar los requerimientos de energía que cubran las necesidades de macro y micronutrimentos, logrando un equilibrio nutrimental para cada individuo en las diferentes etapas del crecimiento”, mencionó la especialista Garibay Nieto.

Otro problema relacionado con una nutrición deficiente lo conforma la obesidad infantil, que ha ido creciendo de forma alarmante en los últimos años. México ocupa el primer lugar mundial en obesidad infantil y el segundo en obesidad en adultos, precedido sólo por Estados Unidos.

La prevalencia nacional combinada del sobrepeso y la obesidad en 2012, acorde con los criterios de la Organización Mundial de la Salud, fue de 34.4% (19.8 y 14.6%, respectivamente). Para las niñas esta cifra es de 32% (20.2 y 11.8%, respectivamente) y para los niños, es casi 5 puntos porcentuales mayor 36.9% (19.5 y 17.4%, respectivamente).

Estos problemas nacionales de salud son el reflejo de una nutrición deficiente.

Las siguientes son características de una alimentación saludable:

 

  • Completa: que incluya todos los grupos de alimentos, para obtener todos los nutrientes necesarios para el organismo.
  • Equilibrada: que aporte las cantidades justas de cada grupo de alimentos para respetar las proporciones adecuadas entre los nutrimentos, manteniendo un balance entre sí.
  • Variada: que alterne alimentos del mismo grupo en los diferentes tiempos de comida. Debe incluir distintos grupos en el mismo tiempo de comida, proporcionando así colorido y textura a los platillos.
  • Inocua: que su preparación y consumo habitual no represente un riesgo a la salud, es decir, que esté libre de microorganismos patógenos, toxinas, conservadores y contaminantes.
  • Suficiente: que cubra las necesidades de todos los nutrimentos en cada individuo, de tal forma que los adultos tengan una buena nutrición y un peso saludable, y que los niños se desarrollen de manera correcta.
  • Adecuada: que se acople a las necesidades y características individuales, como el sexo, edad, y estado fisiológico y patológico que sea acorde con los gustos y la cultura de quien la consume, sin que ello signifique que se deban sacrificar sus otras características.
  • Accesible: que esté al alcance de las posibilidades económicas, sociales y geográficas del individuo.

“El fomento de hábitos saludables durante la infancia es un proceso de formación en el que los niños imitan lo que observan en su núcleo más cercano, es por eso que la familia es el principal pilar y red de apoyo para promover una alimentación correcta. Debe promoverse, desde etapas tempranas de la vida, la práctica cotidiana de actividad física y motivar a los niños a incluir este hábito como parte del cuidado indispensable del cuerpo y la mente, sólo así se lograrán generaciones futuras más sanas con una calidad de vida más óptima”, agregó la experta en endocrinología pediátrica.

Recomendó mantener buenos hábitos alimenticios como realizar 5 comidas al día (3 alimentos principales y dos colaciones), evitar el consumo de alimentos industrializados, tomar un desayuno equilibrado como principal fuente de energía, fomentar el consumo de agua simple, mantener horarios específicos para la alimentación, evitar el consumo de alimentos que involucren grandes cantidades de grasa y azúcares refinados, así como promover la actividad física, que debe ser muy lúdica en los primeros años de la infancia y placentera el resto de la vida.

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